En los contextos actuales en donde el sector público y el sector privado se ven mandatados a trabajar y promover un desarrollo sostenible -tanto medioambiental, como social- hay diversos factores que exigen que la toma de decisiones se haga de manera responsable, con respaldo técnico, científico y, especialmente, aplicando prácticas y acciones basadas en evidencia.
Estos factores se relacionan con el aumento en el interés de la comunidad respecto a los proyectos que pudieren afectarles, la manifestación de ciudadanos/as cada vez más informados sobre sus derechos y oportunidades de desarrollo, la exigencia de transparencia a las organizaciones, el rápido avance de la conectividad y las tecnologías de información, la promoción y publicidad de prácticas de relacionamiento comunitario, la visibilidad de intervenciones exitosas con resultados atractivos para las comunidades, entre otros.
En este sentido, para aquellas organizaciones que tienen la necesidad o interés de abordar los diversos desafíos sociales a los que se ven asociados existe un consenso en que, es transcendental importancia, generar un diagnóstico claro y actualizado, a partir de la recopilación y levantamiento de información certera, local y confiable que nos permita generar un plan de acción efectivo y que responda correctamente a sus objetivos estratégicos.
¿Qué tipo de información debe considerarse en un diagnóstico? Para resolver cualquier desafío debemos recopilar y analizar la data disponible asociada al problema identificado, examinando, entre otras, estadísticas sociales que idealmente incorporen enfoque de género, sondeos y encuestas de opinión, estudios e investigaciones asociados al problema, y experiencias nacionales e internacionales en intervenciones similares. En caso de no contar con estos insumos, es recomendable plantear objetivos claros y levantar nueva información a través de metodologías tanto exploratorias como cuantitativas.
Realizar un detallado análisis de este diagnóstico aumentará las probabilidades de tomar decisiones de gestión correctas, al mismo tiempo que cautela la pertinencia local de la futura intervención, considerando que la información puede variar significativamente entre diferentes comunidades y localidades.
Más aún, es del todo recomendable que este proceso de análisis se realice y discuta en conjunto con los diferentes stakeholders de una organización y las comunidades afectadas por su desarrollo, con el fin de incorporar las distintas visiones y experiencias. Como resultado, se podrán determinar asertivamente las prioridades de gestión, identificar cuál es el problema que abordará directa o indirectamente el bienestar de una población y establecer cuál será el plan de acción a seguir que permitirá lograr efectos sostenibles en el tiempo.
La toma de decisiones conjunta a partir de información certera, local y confiable respecto a las prioridades de intervención constituye una importante medida de la gestión de cada organización, teniendo en cuenta que los distintos actores que se desempeñan con mayor cercanía a la comunidad tendrán más y mejor información cualitativa respecto a las necesidades, intereses y prioridades de las personas que habitan el territorio.
Si bien, debemos exigirle al sector público que constantemente mejore la calidad de la entrega de los distintos servicios sociales, las empresas de todos los rubros deben dar un salto significativo e implementar acciones que aseguren un impacto social positivo, tanto para con la comunidad en que se desenvuelven, como para el futuro de sus colaboradores/as. Para ello, es clave que comprendan la importancia de contar con la evidencia que respalde este salto, y así avanzar con pasos certeros y efectivos.
Hay mucho trabajo por hacer respecto a la generación de diagnósticos focalizados e intervenciones basadas en evidencia que aseguren la generación de un impacto social positivo y que sea apreciado por las distintas comunidades. Trabajemos juntos en este desafío.
Rodrigo Torres – Director de Consultoría – XCompany